Pedro Gallego
EditorEl regreso del mejor Clint Eastwood fue inesperado, pero al mismo tiempo coherente con una carrera marcada por el clasicismo. ‘Jurado Nº2’ fue un fabuloso rescate del drama judicial tradicional, refinado con su propia visión para explorar las cuestiones de justicia y verdad en un sistema establecido pero no siempre examinado. Fue, en parte, su manera de rescatar una manera de hacer cine grande desde el drama humano que tan bien quedó ejemplificada en ‘Doce hombres sin piedad’.
Hombres por la justicia
Una película imprescindible en el cine clásico, y en el género judicial, que fue dirigida por un cineasta alucinante como Sidney Lumet. Con un reparto formidable, donde destaca una gran estrella como Henry Fonda, esta demoledora historia se va a poder ver en televisión a través de La 2 partir de las 22 horas (también en streaming a través de Amazon Prime Video).
Un jurado es enviado a deliberar. Durante los últimos días, doce hombres han visto el juicio donde un joven es acusado de haber asesinado a su violento padre. Todo parece medianamente claro, apuntando a su culpabilidad, pero cuando casi todos los miembros se preparan para un veredicto claro un hombre se planta y demanda conversar de manera más profunda del caso.
La condición televisiva de la obra original marca en parte el desarrollo de la acción en un escenario y también los movimientos de los personajes, pero Lumet por suerte consiguió ser el último eslabón de una escuela de cineastas que aplicaban lenguaje cinematográfico real a historias como las teatrales, quedando así menos constreñidas. De ahí que ver esta película con el tiempo se haya asociando al cine con mayúsculas.
Sus decisiones son sutiles, pero bien estudiadas, y siempre al servicio de una historia de la que nadie se ha cansado en todo este tiempo. Algunas referencias son claramente de su tiempo, pero las disquisiciones sobre la verdad, los procedimientos judiciales, los prejuicios personales y cómo aplicar realmente la justicia siguen siendo algo imperecedero.
Hay un gran trabajo aquí para caracterizar a cada personaje, a hacer el escenario vivo a través de transmitir la sensación de calor, y también hay un oficio actoral extraordinario, liderado por un Fonda que puede estar aquí mejor que nunca. Es una obra absolutamente canónica que logra sostener mayormente su reputación edificada a lo largo de décadas. Es una lección de gran cine judicial, uno de los mejores géneros del cine adulto.
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